El entorno que nos rodea demanda aprender a liderar de otras maneras.
Hemos estado hablando de entornos turbulentos desde hace décadas. Si, el cambio sigue cambiando, pero hoy vivimos situaciones dramáticas con consecuencias impredecibles. La invasión rusa en Ucrania, el conflicto palestino, la deuda impagable de tantas naciones, la polarización social, el impacto de la inteligencia artificial, la confrontación Este-Oeste. Todo esto quita el sueño.
Pero también hemos dicho que las temporadas turbulentas son al mismo tiempo espacios llenos de oportunidades, sobre todo para quienes tienen la flexibilidad y visión para descubrirlas y aprovecharlas. En muchos mercados surgen necesidades que tardan en ser satisfechas. En infinidad de organizaciones brotan espacios de transformación que demandan de tecnología y conocimiento. Las posibilidades de innovación son infinitas.
Todo esto habla de liderazgo. No es para todos, el saber encontrar nuevos trayectos en los remolinos y en los rápidos. No todo el mundo transmitirá con convicción y pasión el afán de búsqueda creativa. Solo unos cuantos empresarios serán capaces de despertar entre sus filas la confianza en el futuro y la exploración proactiva. Mi esposa no deja de motivarme a moverme.
Anoche asistí a una cena de networking de negocios organizada por una importante firma de abogados para miembros de family offices. Yo esperaba una docena de personas. Fuimos más de treinta, casi todos de Latinoamérica. No escuché a nadie que no compartiera sus proyectos, algunos de ellos osados y ambiciosos. Pensé yo: ¿Dónde está la crisis?
Es cierto que el mundo está revuelto, todo parece andar de cabeza. Pero anoche parecía una burbuja de optimismo. ¿Será que coincidimos un grupo de personas inquietas? Desde la invitación nos dijeron nuestros amigos que el evento se trataba de “networking para explorar posibilidades de negocios”. Al inicio Daniel Díaz Leyva, líder del sector de Negocios Inmobiliarios y del área de Latinoamérica dentro de la firma nos recordó: “Estamos aquí para conocernos, hacer relaciones y explorar posibilidades entre nosotros”.
No sé si todos los que concurrimos ahí tendremos grandes éxitos en nuestros proyectos. Lo que sí me parece es que quienes se replieguen en su rincón, solo con la idea de minimizar sus gastos “mientras pasa la tormenta”, no llegarán muy lejos. Estos son tiempos de utilizar a fondo nuestros talentos, nuestras habilidades de liderazgo.
Solo necesitamos apalancarnos en dos capacidades. Primero hablo de nuestra voluntad. El trabajo aquí es dentro de nosotros mismos. Tenemos que creernos que sí podemos. Necesitamos confiar en nosotros mismos. Si acaso hemos dudado de nuestro negocio, de nuestro mercado, de nuestro equipo humano. Hoy es momento de tener fe, de alimentarla, de sentirnos seguros de nuestro potencial.
Ahora nuestra voluntad ha de ser férrea, incansable, fuerte. Nos toca aplicar toda nuestra energía, nuestra bravura, nuestro empeño. Ahora es cuando nos corresponde confirmar nuestro carácter, demostrarnos de qué estamos hechos.
La segunda capacidad es nuestra visión innovadora en equipo. Los caminos por recorrer no son los mismos. Tenemos que descubrir nuevas vías, en todos los terrenos, incluso reinventar nuestras fórmulas de negocio, si es necesario.
Tal vez algunas de las ideas puedan ser nuestras. La mayoría será de nuestro equipo. Cada nueva propuesta nacerá inmadura, habrá que trabajarla, y para eso la herramienta es la comunicación. El diálogo creativo para desarrollar nuevas ideas exige gran calidad: saber escucharnos, abrirnos a nuevas posibilidades, construir con las ideas de los demás, no cerrarnos y no matar ideas, fundir conceptos para generar soluciones conjuntas.
Carlos A. Dumois es Presidente
y Socio Fundador de CEDEM
* “Dueñez®” es una marca registrada por Carlos A. Dumois.