¿Cuál es la habilidad que los empresarios necesitan compartir hoy con sus ejecutivos?
Los empresarios de hoy se dan cuenta de que no están haciendo lo suficiente para que sus organizaciones innoven y cambien con agilidad. El ritmo del entorno les supera. Ahora los más ágiles se comen a los más lentos.
Hemos insistido en que se ha vuelto prioritario desarrollar olfato de negocio, visión integral y sagacidad estratégica en sus principales líderes. A veces no sabemos ni siquiera elegir a los colaboradores que requieren desarrollar estas habilidades. No es un asunto de jerarquías, ni de antigüedad; es un tema de talento personal.
Por sentido estratégico entendemos una serie de capacidades que facultan a los líderes para visualizar oportunidades y riesgos del entorno con originalidad; les permiten alejarse de la operación cotidiana y mirar el negocio del lejos, desde fuera, a 360° y a varios años por delante. Es la capacidad de enfrentar a futuro horizontes estratégicos múltiples: escenarios políticos, económicos y sociales; diversas geografías y segmentos de mercado; diversas condiciones competitivas y espacios en el mercado. Y habrán de poder visualizarse simultáneamente.
El líder visionario interconecta, interrelaciona, intuye los fenómenos del entorno con todos los lentes de cada uno de esos escenarios. El sentido estratégico también ha de participar en diálogos internos y externos de calidad sobre asuntos estratégicos: con jefes, colaboradores, técnicos, proveedores, clientes, aliados, asesores, etcétera.
El desarrollo de este sentido también exige apertura en los procesos estratégicos; no se circunscribe a los círculos de la alta gerencia y la sala de consejo. No desaparecen las reuniones específicas para hablar de estrategia; la estrategia se redefine con mucha frecuencia y en distintos ámbitos; deja de ser un asunto de los máximos dirigentes, y también deja de ser un tema de una vez al año.
Abrir los procesos estratégicos incluye la participación de un creciente número de líderes dentro y fuera de la organización. Los participantes internos en la gestión estratégica son cada vez más y de diversa ubicación en la estructura de la empresa. Los participantes externos en la gestión estratégica pueden ser de muy distinto perfil: asesores, expertos en cierta área, conocedores de entre los clientes y proveedores, inversionistas en campos cercanos a la empresa. Obviamente no todos ellos se enterarán de los secretos estratégicos de la compañía, ni conocerán antes de tiempo las decisiones estratégicas que no conviene compartirles. Aquí tenemos que ser muy prudentes.
Estos diálogos y esta apertura que enriquece y agiliza los procesos estratégicos necesitan una plataforma dónde comunicarse y dónde obtener la información que cada uno busque. Por eso es que el último ingrediente que estimula el sentido estratégico es la conectividad interna y externa en la organización. Aumentamos esta conectividad cuando facilitamos a nuestros líderes y a todos nuestros colaboradores la utilización de los medios avanzados de comunicación que Internet nos ha acercado, y de esta forma los integramos a comunidades técnicas, comerciales, científicas, académicas.
A veces las organizaciones se diversifican, crecen y se expanden geográficamente, y lo que aprenden en una parte de las mismas demora mucho en ser compartido por toda la empresa. Es mucho lo que podemos aprender unos de otros, así como todos nosotros de nuestros clientes y proveedores, al igual que de agrupaciones e instituciones que desarrollan y guardan el conocimiento.
Este bien de la humanidad, el conocimiento, es hoy un bien que podemos compartir abierta y gratuitamente en su mayor parte, pero poco hacemos en nuestras compañías para acercar a nuestra gente a tantas fuentes que lo generan.
Si abrimos la participación en la gestión estratégica a un creciente número de líderes de nuestra organización, es para ampliar la visión, para profundizarla y enriquecerla. De nada sirve incorporar a más miembros de la familia buscando que todas sus ramas estén representadas, si esos miembros no vienen a aportar con verdadera riqueza.
El Sentido Estratégico no se hereda, no se aprende por decreto. Además de las medidas que debemos tomar para que nuestra gente clave lo adquiera, no debemos perder el tiempo con quien no tenga las capacidades básicas para desarrollarlo. Lo que natura non da, salamanca non presta.
En síntesis, el sentido estratégico es la capacidad de los líderes de cualquier organización para conocer, leer e interpretar los sucesos y fenómenos del entorno, para luego traducirlo a consideraciones y propuestas estratégicas que sirvan de base para tomar decisiones relevantes y trascendentes.
Carlos A. Dumois
Presidente y Socio Fundador de CEDEM